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Comprender a la comunidad de personas con discapacidad intelectual: Datos y perspectivas esenciales
Existen importantes disparidades sanitarias entre las personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo (IDD). La IEC considera que mejorar la asistencia sanitaria y hacerla más segura para estas personas es una cuestión tanto de equidad sanitaria como de calidad de la asistencia sanitaria, y que reforzar nuestro sistema es esencial para la salud y el bienestar de nuestra sociedad.
Datos demográficos clave
Se calcula que 16 millones de estadounidenses padecen actualmente IDD, lo que representa entre el 3% y el 5% de la población total del país. Las IDD incluyen afecciones comunes como el autismo, la parálisis cerebral, el síndrome de Down, la discapacidad intelectual y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), así como afecciones más raras como el síndrome de Williams o el síndrome de Rett.
1 de cada 20 estadounidenses padece IDD
Disparidades sanitarias
Las personas con IDD sufren disparidades sanitarias que las exponen a resultados sanitarios deficientes, procedimientos innecesarios y/o perjudiciales y una esperanza de vida más corta. Personas con IDD:
- Tienen tasas más elevadas de enfermedades crónicas, como diabetes y cardiopatías, y una tasa de mortalidad materna casi seis veces superior a la de la población general.
- Tienen menos probabilidades de recibir atención preventiva, como revisiones de la tensión arterial y el colesterol o pruebas de detección de problemas de visión y audición.
- Tienen menos probabilidades de someterse a pruebas de detección del cáncer de cuello de útero, de mama y de próstata.
- Tienen más riesgo de aislamiento social y menos apoyos emocionales
- El riesgo de suicidio de las personas con discapacidad intelectual es tres veces superior al de la población general, y seis veces superior en el caso de los autistas.
Disparidades raciales
Las disparidades sanitarias son aún más pronunciadas para el 30% de las personas con IDD que son negras, morenas o tienen bajos ingresos.
Los niños autistas negros suelen ser diagnosticados años después de la aparición de los síntomas y, en algunos casos, permanecen sin diagnosticar hasta bien entrada la escuela primaria. Como resultado, estos niños tienen menos probabilidades de recibir y beneficiarse de los servicios de intervención temprana de los que se benefician muchos de sus compañeros autistas blancos cuando son pequeños (Hilton et al., 2010; Mandell et al., 2009).
Las personas autistas de raza negra o hispana tienen el doble de probabilidades de presentar una salud mental y física mala o regular que las personas autistas de raza blanca. También presentan tasas más elevadas de diabetes y otras enfermedades crónicas que los autistas blancos.
Edad media de diagnóstico del autismo
Blanco
5,5 años
Negro
7,9 años
Porcentaje de niños diagnosticados en la primera visita al especialista
Negro
72%
Blanco
58%
(CDC MMWR, resúmenes de vigilancia / 27 de marzo de 2020 / 69(4);1-12)
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